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miércoles, 9 de febrero de 2011

2º Mandamiento

“Mentirás. Y mucho”


Pasé todo el día jugando a hundir la flota con Laura i Trias. Estos dos son mis compañeros más cercanos de pupitre.

La primera, una chica con la que la que he pasado muchísimos días sentado, con quien he compartido incontables ataques de risa en clase, a quien le he contado todo lo que pienso y de quien debo saber media vida. La llamamos Laura, la mochuela, -como el maldito niño de El Camino- por sus ojos.

Es encantadoramente sutil y desprende un dulcísimo olor a vainilla que te deja adormecido. Y eso que mi sentido del olfato es más malo que la Coca-cola Hacendado.

Trias, es robusto y está fuertísimo porque es bueno jugando a balonmano. A ver, lo de bueno es relativo, porque un deporte al que juegan cuatro payasos si eres malo, retírate. Digamos que yo soy bueno que te cagas jugando a curling.

Además de “buen deportista” destaca en los números, y quedó dentro de los mejores de Catalunya. Y sí, a mi también me da arcadas. A parte de esto, es muy buen chico y un amigo en quien puedes confiar.

Ése día perdí en todo. En el piedra-papel-tijera y en los barquitos (parece ser que poner los barcos en los extremos no es una buena táctica…). Ahora que lo pienso, ¿Por qué si pisas una mierda da suerte, pero si pisas un meado todo te sale mal?

Así pues, las horas pasaron entre risas y juegos, como siempre. A la hora de la libertad, las cinco de la tarde, fui con Marc hasta mi casa. La pregunta era inevitable.

-Què Lluís, has aprovat l’examen?

-Tséh, que va... Li he dit que no me l’he llegit i m’ha posat una mes de permanències!

-Waaah! Vaya putada, no?

-Pfff… Ya veus… Si almenys estiguéssim d’examens, doncs estudiaria, pero hi aniré a perdre eltemps!

-Quina rabia de dona, com es sobra!

Estuvimos todo el camino poniendo verde a Sara, y cuando estaba a punto de entrar en mi portal, me preguntó si iría a la cena de clase. Eso se había complicado, si mis padres se enteraban que me habían castigado a entrar durante un mes una hora antes, me secuestrarían en mi propia casa. Así que si quería ir, debería inventarme una buena historia.

Mientras subía los 35 escalones que hay para llegar a mi casa, pensé que Sara me había castigado porque no me puede suspender la asignatura. En castellano saco unas notazas impresionantes, pero me paso las clases sin hacer nada de nada. Por ejemplo, el otro día me vio hablando con Laura y dice:

-Vosotros ahora ya sabréis dónde nació Miguel de Cervantes y cuándo, pero el señorito (dice “señorito” de una manera que le arrancarías la cabeza de cuajo) Freixes nos lo repetirá para los que no os haya quedado claro…

-En Alcalá de Henares, señorita (con su mismo tono) Sara. Y el año ahora mismo creo que fue en 1457, pero no estoy muy seguro…

-Pues deberías prestar más atención en clase. Aún siendo esta pésima, ha acertado. Se salva de otro negativo, por los pelos. Ya puede estar dando las gracias a quien se lo haya chivado.

Como le jode mi habilidad para usar las dos orejas i las dos partes del cerebro a la vez, desarrollada durante toda mi vida para poder hablar en clase y al mismo tiempo, estar atento de las explicaciones del profesor. Y me castiga con un mes de tortura. La muy guarra.

Para variar, no había nadie en casa. Vacié los 40 kilos de libros que llevaba en la mochila, me tumbé en el sofá y me quedé viendo la tele un rato. Puedes pensar…¿Pero Lluís, por qué no haces los deberes?

Ay…listillo, listillo, tanta ignorancia me abruma…

Mi regla de oro es la siguiente: ¡Los deberes para el día siguiente se hacen a las once de la noche! A no ser que sean de Mates , Física o Inglés. En eso caso, no se hacen. Y pasamos a la técnica del: Em dic Lluís Freixes i confies en mi perquè trec bones notes”:

Para realizar esta técnica necesitamos:

a) Una libreta del curso anterior con abundantes apuntes i ejercicios del año pasado.

b) Saber decir “Sí” de manera que suene creíble.

c) No es obligatorio, pero es una ventaja que el compañero que va antes que tú (o sea, si eres el número 10, me refiero al número 9) no haya hecho los deberes.

Ahora pasamos a la práctica:

-Ignacio Dayas, has fet els exercicis?

-Mmmm...no...

-Negatiu...així no aprovaràs pas mai!…Lluís Freixes; has fet els deures?

-Sí. (Hay que ensayar este “sí” para obtener un resultado 100% infalible).

- A veure…

Tú, en un acto de solidaridad con la profesora decides enseñárselos desde el sitio.

-Mira, aquest és el 22, aquest el 23, bé aquest no sé si m’ha sortit bé perquè em dóna decimal…, aquest el 24 i el d’aquí darrere el 25.

-Molt bé, Lluís ara els farem a la pissarra i fixa’t com es fa el 23, d’acord?

-Vale, vale.

Y esto es todo. Llevo desde 3º de ESO sin tocar las libretas de estas asignaturas usando la famosa técnica del: Em dic Lluís Freixes i confies amb mi perquè trec bones notes”

Hay varias asignaturas que odio a muerte. Una es mates. Las mates las tengo cruzadas porque tuve un profesor que convertía las clases en horas donde me daban ganas de clavarme las tijeras. Era una hora (aunque se hacía eterna) para deprimirse, nadie hablaba y el profesor gritaba:

-Freixes i Forn, permanència!

No sabes como me odiaba ese hombre. Lo tuve en 2º, y me suspendió la actitud los tres trimestres, incluso teniendo notables en los exámenes.

Las naturales les tengo manía por el mismo motivo, pero hay una larga historia detrás de esto. Y, como no, te la voy a contar.

Todo ocurrió un jueves, poco antes de la Semana Santa. Yo iba por aquel entonces a 1º de ESO, y mi tutora era Rosa Ventura, una enanita con una voz de pito, insufrible, que tenía un diploma en su casa que ponía: “Soy una exagerada”. Era además propensa a coger bajas por depresión, lo que tampoco nos daba mucha pena, pues descansábamos de ella una temporadita.

En mi colegio hay unos laboratorios científicos a los que íbamos sólo algunos días. En realidad, como eran bastante pequeños, la clase se dividía en dos grupos, del 1 al 15 i del 16 al 30.

Mi pareja de laboratorio era Quim Forn, un chico de cualidades académicas entre pésimas y muy pésimas que destacaba en el fútbol como nadie. Es uno de mis mejores amigos, por eso hacía yo los ejercicios de laboratorio, para que al menos no le quedasen las ciencias suspendidas.

Un martes fuimos el primer grupo a ese laboratorio, caracterizado por su extraño olor a alcohol, sus paredes de cristal perennemente sucias y aquellos inestables taburetes de tres patas, que no sé como de milagro nadie se rompía la crisma cada vez que se caía.

La disposición de las mesas era dictada por Isabel Rumañá, profesora de naturales y coordinadora de 1º y 2º, del Opus, con 6 hijos, todos tan feos como la madre, de la que os voy a contar su vida:

“Érase una vez una mujer fea, a la que sus dos cientos hijos habían absorbido todo el volumen de sus…, bueno, de lo que algún día habían sido tetas. Era cruel, ruin y despiadada, pero nunca alzaba el tono, sino que te susurraba que te quería ver muerto. Era una ninja, silenciosa pero mortal. Si por ella fuera, estaríamos todos muerto, nos habría matado a la mínima que hubiera podido, y más después de lo que sucedió aquella semana…”

Ese martes hicimos clase en el laboratorio normal y corriente, con sus miradas fulminantes de puro odio y rencor y sus estúpidas amenazas:

-Qui trenqui un tub d’assaig el pagarà! Y aviso que valen 20 cèntims cadascun!

Pobrecita imbécil… Jamás nadie rompió nada, aunque más de uno le hubiera lanzado el microscopio en toda la cara cuando ponía permanencias por dejarte los taburetes mal puestos.

Pues nada, salimos del laboratorio como un día normal, y nuestros compañeros (los que iban los miércoles) hicieron lo mismo que nosotros. Bueno, lo mismo, mismo, no.

Llegó el jueves que decía al principio. Solía entrar sin hacer ruido, caminando sigilosamente como si de una asesina se tratase. Pero ese día llegó a clase, y sin motivo aparente, gritó:

-Senteu-vos tots ara mateix! Silenci! Qui pronuncï una sola paraula ara, està perdut!

Miré a Marc. Sus ojos, sumidos en el mayor espanto que jamás recuerdo haber visto en otros, buscaron respuesta en los míos. Nada. Suspiramos abatidos a la vez. La Ninja había roto el mito. Lo que no sabíamos era que Rumañá, pasaría a la historia por lo que aquel día hizo:

- Mireu, ja sabeu que jo no sóc la vostra tutora però sóc, a part de la vostra professora de ciències, la coordinadora, i el que ha fet aquesta classe no té perdó de Déu. (Empiezan a cruzarse caras de:“¿Pero qué dice la loca ésta?”).

-L’altre día es va produir un accident lamentable al laboratori, que podria haver causat danys gravísims a un alumne o com ha passat, a un profesor, més concretament al Sr. Tomás Merino.

(Yo sabía quien era ese hombre. Mi hermano me había hablado de él, era tutor de 3º y además, amante de Rosa Ventura, lo cual complicaba las cosas muchísimo más).

-El cas es que algun graciós temerari i incoseqüent ha posat boletes de paper a un bec Bunsen, que ha provocat una flamerada que ha arribat fins al sostre, causant cremadures d’alt nivell al profesor en qüestió.

(Por cierto, pocos sabían quién había sido, aunque afortunadamente, yo me encontraba entre ellos). Las pusieron Héctor y Pau. A este último le llamábamos Donkey Kong por su complexión y su cara de mono cabreado. Aunque le puse yo aquel mote, éramos bastante amigos y me supo mal que se fuera del colegio.

-Així doncs, agafeu un paper y un boli i escriviu amb tot detall totes les coses estranyes que vau fer aquell dia. Sense excepcions!

A lo que íbamos, como yo no fui y hubiera sido imposible que me culparan, aquí está lo que escribí, que aún conservo en la carpeta y que por cierto, debería ser ordenada:

“Era un matí trist y opac de març. Els carrers estaven impregnats d’aigua i relliscaven perquè per la nit havia plogut. Gota rere gota, el terra patia callat sota l’atenta mirada de la Lluna, que paradójicament restava tapada pels negres núvols, invisibles en la foscor nocturna. Va ser això el que em va decidir a portar aquell paraigües verd pistatxo que atentava contra la salut visual de les persones, destrossant les seves retines amb aquell mànec de color groc; un paraigües que semblava tret d’una carrossa del festival de l’orgull gay. Portar a classe aquell paraigües va ser l’única cosa estranya que vaig fer aquell dimarts. Demano perdó”. Lluís Freixes 1r ESO B

Evidentemente, nadie puso en un papel (que dudo que jamás fuera leído, porquela Rumañá se los dejó en el pupitre), que habían sido Pau y Héctor. Y por cierto, pasado un tiempo me alegré de no que mi nota no la viera nadie, porque creo que Isabel me hubiera apuñalado a sangre fría.

Siguió hablando la paranoica esta a grito pelado:

-Molt bé, mentres escribíeu he arribat a certes conclusions: L’accident s’ha produït un dijous, per tant, si les boletes de paper haguessin estat posades un dimarts, la flamerada s’hauria cobrat la mà del Sr. Merino el dimecres. Osigui que queden exemptes des del número 1 fins al 16.

La flama va sortir del bec bunsen de les taules 29 i 30, corresponents a Marc Roig i a Pau Rocosa -Lo dijo con un tono de “os vais a cagar” que me dio miedo hasta a mí-.

Por eso yo lo sabía, me lo había contado Marc, que se encontraba en aquel tenso momento, relajadísimo, sin preocupaciones. Con el odio que le tenía la Rumañá, podría haberlo culpado a él y quedarse tan ancha. Pero entonces, arriesgué mi vida haciendo un comentario para defender a mis amigos.

-Però Isabel, podria haver sigut qualsevol, no?

Dudó un momento. Yo creo que meditaba si lanzarme un shuriken asesino ydecir: -Uno menos; o de verdad me entendió. Al final ganó cara en su cara y cruz mental y me salvé de una muerte asegurada.

-Cert…en qualsevol moment que jo em distragues podrien haver ficat la boleta de paper els companys del davant, Héctor Poncelas o Xavier Pujol.

En seguida saltó Xavi con un:

-Jo estava malalt aquell dia.

Era cierto y ni con sus técnicas de Hattori, La Rumañá podía cambiar la realidad.

Así que mi oportuno comentario había permitido que el círculo de sospechosos ganara otro candidato a la mortífera estrella ninja que sería arrojada al culpable.

Puedes pensar: -Pero Lluís, eres un hijo de puta! Por tu culpa el tal Héctor ha sido acusado!.

No. No conoces a Héctor. Él es el típico imbécil que se cree que es Dios porque su padre está forrado. Podría decirse que era Draco Malfoy, el rubio de Harry Potter. A veces te insultaba y se reía solo, pero un día pegó al Sola, el típico niño raro de clase, y Pau le soltó una bofetada que dejó al hijo de papá llorando en el suelo.

Así que cuando “por mi culpa” (más bien “gracias a mi”) sospechó de Héctor Poncelas a nadie le pareció que yo hubiera sido un traidor.

-Osigui que han sigut o Héctor Poncelas o Pau Rocosa o Marc Roig. Sortiu fora de clase un moment si us plau. –siguió la demoníaca mercenaria.

Las más de veinticinco personas que quedamos todavía con cabeza mirábamos expectantes tras el cristal, ansiosos por ver dientes volar, lluvias de puñetazos y mucha, mucha sangre. Pero no, la vida no te sonríe cuando tú quieres.

Lo que fuera sucedía era una secuencia que se repetía continuamente. Era algo como…

Silencio. Mucho silencio. Demasiado silencio. Gritos. Silencio. Mucho silencio. Demasiado silencio. Gritos… y así sucesivamente, hasta que entraron de nuevo. Todos vivos y sin heridas visibles.

Pero lo mejor era con Marc. ¡Cómo se notaba que la Rumañá lo odiaba a muerte! Siempre que pegaba broncas y lanzaba sus amenazas iba todo dirigido a él y le llamaba de todo menos guapo. Pero lo mejor eran las provocaciones de Marc, basadas en sus sistemas lógicos de justicia.

Eran ya menos cuarto y la Rumañá no había encontrado culpable directo, así que empezó a pegarnos el gran discurso ofensivo, dirigido obviamente a Marc Roig. Y a media charla…

-Marc Roig?!?! -Fueron las dos sílabas más pronunciadas aquel día- Com t’atreveixes a parlar-me així!? Em faràs una setmana de permanències!

Marc se rió, y además a carcajada limpia. Le di un golpecito por debajo de la mesa y le susurré que si se había vuelto loco. Rió más todavía. Las venas del cuello de la Rumañá se hincharon hasta que cuando parecían a punto de reventar gritó:

-Fora de clase ara mateix!! No tornaràs a entrar a les meves classes per falta de respecte!!!

-Jo m’en vaig, pero m’agradaria puntualitzar un petit detall-con una sonrisa de “ahora me toca a mi”-. La que m’està faltant el respecte ets tu, tu ets la que m’està acusant sense proves. I a sobre cridant com una histèrica.

Cubrió el silencio de nuevo la clase, pero esta vez no lo rompieron los gritos. Le aplaudimos. Aunque estábamos con las partes íntimas redonditas en el cuello, le aplaudimos. Es algo que recordaré toda la vida; la mirada de odio que nos lanzó a los que, asombrados todavía, glorificábamos a Marc.

Afortunadamente, este cerró la puerta justo al decir “histèrica”, porque de no ser por eso la mujer le mataba. Y esta vez no exagero ni hago bromas de ninjas, no, no. Le hubiera matado con sus propias manos.

Los tres sospechosos quedaron impunes porque jamás nadie confesó delante de la Rumañá nada. Aunque odió para siempre a Marc y las clases fueron una tortura psicológica, suena un poco macabro, pero no me arrepiento que le quemasen la mano al Merino. Al fin y al cabo, pasamos una hora en clase con tanta tensión que jamás, jamás, podré olvidar.

Tan terribles fueron las clases de Naturales a partir de aquel día que les cogí manía de por vida, y por eso hago el 4º de ESO con las asignaturas de tecnología.

A lo que iba, que mirando la tele se me hizo muy tarde y llegó mi madre a casa. Evidentemente estuve pensando algo creíble para poder ir a la cena de clase.

-Tu avui no tenies un examen o no sé què?

-Ah, sí, molt fácil.. A sobre m’ha preguntat l’últim que m’havia llegit…

-Tens una sort sempre…

-Per cert papà, divendres tinc el sopar de classe, i acabarà a les 2 o així, vale?

-Mmm, bueno, bueno, no es molt tard per nois de la vostra edat?

-En realitat dissabte li hauria de donar quatre classes el Marc de català perquè no en té ni idea, i m’ha dit de quedar-me a dormir a casa seva después del sopar i em va molt bé a més perque a ell el vindra a buscar el seu pare a la 1 o així.

-Vale, però el dissabte a les 2 i mitja vens a dinar, no?

-Sí, sí.

La excusa para ir ya la tenía. Y si lo has visto raro, has acertado. Evidentemente, no le voy a dar clases de catalán (aunque debería porque sabe de catalán lo que yo sé de la cría de mejillones en estado salvaje), no volveremos a la 1, no le vendrá a recoger su padre y lo de quedarme a dormir en su casa es el chollo más grande del mundo porque en esa casa no existe la ley. Entras y sales a la hora que te dé la gana.

Me habrán puesto más de 20 permanencias durante toda mi vida en la ESO, y aunque mis padres sabían de la existencia de tal tortura, ellos creían que a mí nunca me habían castigado.

Pero lo difícil fue encontrar una mentira suficientemente grande para tapar que cada día me vaya una hora antes de casa. Pero me iluminé tras un rato de meditación y puse en marcha el plan: Benvolguts pares.doc

Tras media hora en el Word, conseguí crear una hoja como las que nos dan en el cole para que nuestros padres se enteren, por ejemplo, que hay piojos o que cambian al director… Para conseguirlo, escaneé una nota anterior, recorté con el Paint el logo de “La Salle Bonanova”, y me puse escribir:

Benvolguts pares dels alumnes de 4t d’ESO. S’acosta el final de curs i l’any que ve, els alumnes que romandran al centre s’hauran d’ajustar als nous horaris de Batxillerat. Tal com es va comunicar en les reunions de pares d’inici de curs es suprimeixen les hores de la tarda del divendres, però totes les classes comencen a les 8h.

Amb aquests horaris, pretenem aconseguir una millor organització per a l’escola, que durant les tardes els alumnes puguin estudiar a casa i que siguin conscients que s’ha de matinar per a poder gaudir més del dia.

Salutacions ben cordials. Florenci Bové

Cap d’Estudis

Barcelona 17 de març de 2010

Imprimí la hoja y la recorté con cutter para que el trazo fuera perfecto. Aproveché mi fama de dormilón para sacar partido, ensayé un poco en voz baja y fui a mi madre con voz de desesperado.

-Mamá! Mamá! L’any qye vé hauré d’entrar cada día a les vuit! Mira això! –le di la carta-.

-Mmmm Osigui que entrareu una hora abans… És clar, com que no vam anar a la reunió de pares no ho sabíem…

-Però és que quin pal! I amb el que em costa a mí aixecar-me a las vuit, a las set serà mortal!

Este comentario era básico para que a mi madre se le ocurriera una idea, que yo ya había pensado previamente. Lo bueno era que si la idea salía de sus poderes de deducción, se creía que había encontrado una solución magnífica, y en caso de que alguien pusiera en duda la idea, al ser suya, la protegería con uñas y dientes. Y sonó la música celestial con el:

-Mmm…Ah, ya sé! ¿Por qué no coges la costumbre y te levantas estos días una hora antes?

Ya casi lo tenía, pero hay que dar un último toque maestro para que se crea que “su idea” es buenísima y asegurar el punto al 100%.

-Hala! Però què dius! ¿Qui serà el tonto que “practiqui” per despertar-se abans?

Lo primero es negarlo, luego decir algo como “tonto” ;que después tu madre pueda echarte en cara. Es importante no pasarse, porque puede que ella eché atrás “su idea” al ver que la atacas demasiado. Si esto funciona tienes el set asegurado.

-Bueno, tu veuràs.

Dejé pasar media hora y fui a la cocina para hablar con mi madre. Me dirigí a ella, y con un tono de vergüenza…

-Mami, he estat pensant…i potser sí que em funcionara lo de despertar-me abans aquests díes…

-Jajajaja! Ho veus? Qui és el “tonto” que practica ara, eh? Jajajajaja Ai Lluís, Lluís, si es que, què faries sense la teva mare? Per cert, Com voleu avui la tonyina: a la planxa o tipu Sashimi?

-Sashimi. Però a la salsa posa-li més Wasabi, que l’altre dia va quedar una mica sosa.

Punto, Set y Partido.

Salí de la cocina y fui al lavabo. Me miré al espejo y choqué la mano con el tío que está tan bueno que hay al otro lado.

-El puto amo –me dijo en voz baja.

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